Oficina Urbana

El Observatorio Metropolitano / CPAU

Integración Urbana

Por ROBERTO CONVERTI

 

La organización metropolitana de Buenos Aires ha crecido bajo el signo de la segmentación, propiciando, ante la falta de cohesión, tendencias cada vez más acentuadas y en toda escala social, a habitar en barrios o zonas segmentadas por nacionalidad e ingreso, encadenando esta circunstancia una serie secuencial de desventajas en la calidad y la sustentabilidad general de las infraestructuras, la movilidad, la seguridad, la educación, la economía y la recreación.

Paradójicamente al ampliar el foco hacia una observación internacional, es posible ver como en muchas ciudades la segregación no ha disminuido con el progreso económico, sino por el contrario ha aumentado proporcionalmente con el, transformándose en un acontecimiento que marca por su recurrencia y magnitud global, un signo de los tiempos.

Al respecto un punto de vista de interés para este análisis es el expuesto en reiteradas circunstancias y a través de la Guía Eclesiástica Argentina por el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, de la arquidiócesis de Buenos Aires:

“No ignoramos los delicados problemas de quienes vivimos en la villa: la violencia familiar, los abusos, el consumo de drogas, sólo para nombrar algunos, aunque estos y otros están también presentes en el resto de la ciudad de forma menos expuesta o más maquillada. Como sacerdotes intentamos humildemente mirar de frente los problemas, verlos con el corazón y comprometernos con las manos en su resolución.”

“Sin embargo, para nosotros la villa no es un lugar solo para ayudar, es más bien el ámbito que nos enseña una vida más humana y por consiguiente más cristiana. Valoramos la cultura que se da en la villa, que surge de los encuentros de los valores más nobles y propios del interior del país o de los países vecinos, con la realidad urbana. La cultura villera no es otra cosa que la rica cultura popular de nuestros pueblos latinoamericanos.”

“Pensamos que la palabra urbanizar es unilateral, se da desde el poder y no necesariamente con mala intención y muestra una desvalorización de la cultura de la villa. Creemos que la ciudad piensa que debe eliminar la villa y que desconoce su cultura popular multifacética. El planteo de urbanización debe ser respetuoso de una auténtica cultura como es la villera y no querer barnizarla, o lo que es más grave aún borrarla de un plumazo.”

“No creemos en esta urbanización, más bien creemos en un encuentro de culturas que conviven, aprenden, comparten y donde urbanizar no sea colonizar, sino más bien una integración de culturas que dialogan y aprenden entre sí dando lo más positivo que tienen”

“Más que urbanizar nos gusta hablar de integración urbana, esto es, respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, respetar su lugar, que tiene su propia historia.”

LA OTRA CARA DE LA REALIDAD, EVITANDO LA MIRADA UNILATERAL

¿Cual es la propuesta más trascendente y significativa de los sacerdotes que tan bien conocen la realidad que manifiestan?. Es la exigencia y el llamado a una mayor y mejor convivencia ciudadana desde una visión comprensiva y esperanzadora.

Pero ese reclamo en tanto expresa el deseo hacia una mayor integración social, deja una pregunta sin respuesta y es si, como hasta hoy, el único modo de inclusión urbana de las tan bien expuestas inmigraciones sociales y culturales del interior del país o de los países vecinos, se ha de lograr solo por la fuerza y sin reglas, en tierras fiscales o privadas, con viviendas informales, sin servicios y ningún orden urbano que regule el nuevo barrio con las necesidades generales de la ciudad.

La ausencia de respuesta marca, al mismo tiempo, una fundamental complejidad a resolver y que tan bien reflejan los representantes de la arquidiócesis de Buenos Aires en sus palabras, al reconocer un notable desencuentro cultural, que enfrenta las lógicas obligaciones, expectativas y tradiciones del urbanismo planificado, ante la trascendente cultura del esfuerzo espontáneo, planteada en el relato como la expresión de la rica cultura popular de nuestros pueblos latinoamericanos, a la cual también y sin dejar de respetar ese punto de vista, podríamos agregar el resultado de un hábitat que expone también las condiciones de los más graves conflictos políticos, sociales, culturales y económicos.

Así, las ciudades se han transformado lentamente en un laberinto de independientes exigencias sociales en el cual el reclamo y la demanda ocupa el centro del escenario urbano y en donde todos parecen tener razón e identidad suficiente para confrontar y conformar su propio territorio, para luego y desde allí relatar sus particulares necesidades.

Todos desean más seguridad, más espacios verdes, más libertad para actividades ambulantes sean artísticas o comerciales, más control ambiental, más higiene pública, más límites a la especulación inmobiliaria, más inversión inmobiliaria, más vivienda social, más inversión en redes y servicios, más transporte público, más espacio para transitar libremente con su vehículo, más calles peatonales, más identidad barrial, más inserción global, pudiendo seguir así y al infinito con tan extenso y variado inventario.

EL DESENCUENTRO SOCIAL Y LOS NUEVOS MODOS DE PENSAR LOS LUGARES DEL HÁBITAT

Ante esta evidencia, pensar la organización de la ciudad y su dimensión metropolitana, significa un cambio de escala en el discernimiento y la orientación sobre la forma y la ocupación del mapa habitado, integrando en el al conjunto de millones de ciudadanos de cualquier clase social y orígen, que lo atraviesan cada día desde o hacia sus hogares o a sus actividades, transitando espacios públicos que reflejan una época de itinerarios con azarosos destinos, cambiantes paisajes y multitudinarios encuentros y desencuentros.

En este nuevo orden, tan sólo una muy breve serie de temas podrán organizar la agenda que comience a conformar la nueva convivencia social del espacio metropolitano y el principal, surge de comprender que el ciudadano en condiciones de dificultad, ya no es solo un desposeído o un excluído, es también alguien creativo que genera permanentemente y ante toda circunstancia una forma de respuesta, reinventando su realidad como modo de inserción.

En ese sentido y como expresa en una reciente entrevista Zygmunt Bauman, “atravesamos una época en la que los miedos sociales tienen un papel destacado”, lo cual y en suma, se refleja en “situaciones donde el marco legal del orden social existente pierde fuerza y ya no puede mantenerse, mientras un marco nuevo a la medida de las nuevas condiciones está aún en una etapa de creación”.

En estas circunstancias, es posible que la escala y la dimensión metropolitana de Buenos Aires ha de poder reedificarse solo en base a un conjunto de acciones de gran imaginación y creatividad y bajo la suma de influencias y acontecimientos del diverso perfil de sus habitantes, tanto locales como internacionales, pero ineludiblemente ha de tener que transitar el camino de una nueva integración social y de un moderno orden legal e institucional que comprenda, de otro modo, el espíritu de los tiempos.

ROBERTO CONVERTI
Arquitecto

http://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_Converti

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